La odisea de conseguir una cita en el Consulado de Colombia en Nueva York

La odisea de conseguir una cita en el Consulado de Colombia en Nueva York

Colombianos En EL Exterior

“Lograr una cita en el Consulado de Colombia en Nueva York se ha transformado en una auténtica tormenta para los miles de colombianos que habitan en esta ciudad. A pesar de que el procedimiento se explica oficialmente en una guía, la realidad está muy lejos de ser accesible u operativa.


Solicitar una cita en el Consulado de Colombia en Nueva York se ha transformado en un auténtico reto para cientos de colombianos en el exterior. Lo que debería ser un derecho fundamental —acceder a servicios consulares— se ha convertido en una competencia en contra del tiempo que margina a los más vulnerables y “beneficia” únicamente a unos pocos. Desde empleados, migrantes de a pie, adultos, emprendedores, hasta estudiantes recién llegados: todos se encuentran de frente con el mismo desafío, un sistema que parece diseñado más para filtrar que para simplificar.

¿Cómo funciona el sistema de citas?

Según la guía oficial del Consulado de Colombia en Nueva York, para agendar una cita es necesario registrarse en la plataforma virtual, seleccionar el tipo de trámite, ingresar datos personales y confirmar el turno. Parece sencillo, ¿verdad? Pero esta es solo la teoría. En la práctica, todo cambia.

La plataforma habilita el sistema de citas únicamente a las 9:00 a.m., , y tan solo se puede solicitar cita para el día hábil siguiente, por lo tanto solicitar una cita termina siendo una lotería y el proceso de asignación puede tardar desde un día, una semana o hasta meses. Y lo más absurdo: sólo hay entre 150 y 200 cupos disponibles al día, lo cual es completamente insuficiente frente a la alta demanda de servicios.

(Vale la pena mencionar que, de acuerdo a la página de atención al usuario del consulado de Colombia en Nueva York, tanto las personas de edad avanzada, mujeres embarazadas, personas con discapacidad o menores de 14 años, tienen prioridad por ende deben seleccionar la alternativa de Ventanilla Prioritaria.)

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Photo by Arisa Chattasa / Unsplash

Una carrera contra el reloj… en dos minutos

Una persona que ha intentado agendar una cita por aproximadamente una semana explicó que, cuando la plataforma se habilita, se cuenta con apenas 2 minutos para llenar todos los datos y finalizar la cita antes de que se agoten los cupos. Este margen de tiempo es irreal para quienes no tienen experiencia con plataformas digitales, para quienes tienen dificultades motrices, o simplemente para quienes no tienen una buena conexión a internet. Esto crea un sistema excluyente y discriminatorio.

La tecnología: un posible obstáculo para algunos

El consulado sugiere que el procedimiento se lleve a cabo desde un ordenador, ya que desde el teléfono podrían surgir fallos o la plataforma podría “caerse”. No obstante, muchas personas carecen de acceso a un computador, o si lo poseen, no cuentan con los conocimientos técnicos necesarios para explorar o entender el funcionamiento de estos portales. ¿Qué sucede entonces con empleados, estudiantes, o con los que recién llegan al país? ¿Todos ellos quedan fuera de este proceso? ¿Cuánto tiempo deben esperar?

Una trampa económica: tramitadores y pagos excesivos

Frente a tanta dificultad, la comunidad migrante ha visto surgir un fenómeno paralelo: los tramitadores. Personas que, aprovechando el caos del sistema, cobran entre 25 y 50 dólares para hacer la cita por otros. Algunos incluso tienen bots automatizados que les permiten competir con ventaja frente a los usuarios normales.

Pero la situación ha escalado tanto que ya ni siquiera pagando se consigue una cita. Hay días en que todo se agota en segundos, y ni los tramitadores más experimentados pueden obtener un cupo. Esto ha creado una especie de mercado negro de citas consulares, donde solo quienes tienen tiempo, habilidades digitales o dinero pueden acceder a un servicio que debería ser gratuito y universal.

(Si bien, el consulado recomienda no pagar por estos servicios, algunas personas se ven en la obligación de hacerlo para poder lograr una cita)

Un sistema al borde del colapso y sin soluciones próximas

Hoy, la principal causa del colapso es el altísimo volumen de demanda y la limitación de cupos diarios. No se trata solo de ineficiencia técnica, sino de una ausencia de voluntad institucional para modernizar el servicio y adaptarlo a las necesidades reales de la diáspora colombiana. El Consulado de Colombia en Nueva York atiende a una de las comunidades más grandes de colombianos en el exterior, pero su sistema de citas parece no haber sido diseñado para una ciudad de esta magnitud.

La frustración de toda una comunidad

Los testimonios se repiten: personas que llevan semanas, incluso meses, intentando agendar una cita; madres solteras que no logran renovar el pasaporte de sus hijos; trabajadores que no pueden legalizar documentos para un nuevo empleo; personas que pierden su turno porque no pudieron llenar el formulario a tiempo. La frustración es generalizada. La indignación, también.

Este no es un problema menor. Se trata de una violación al derecho de acceso a servicios consulares. Se trata de ciudadanos colombianos que han salido del país, pero no han renunciado a su nacionalidad ni a su derecho a ser atendidos con dignidad. El Estado colombiano no puede seguir ignorando esta crisis.

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Photo by SumUp / Unsplash

¿Se presenta esta situación únicamente en Nueva York?

Una de las preguntas más importantes es: ¿cuántos consulados más enfrentan esta misma problemática? ¿Cuántas sedes diplomáticas están colapsadas? ¿Cuántas personas, en ciudades como Miami, Madrid,Berlín o Toronto, deben pasar por lo mismo? La falta de transparencia y datos oficiales sólo agrava el asunto.

No es suficiente publicar una guía en PDF o recomendar que la cita se haga desde un computador. Lo que se necesita es una política real de transformación digital que tenga en cuenta las desigualdades y que garantice el acceso para todos.

Posibles alternativas

Como defensor de los derechos constitucionales de los colombianos en el exterior y desde una perspectiva de usuario, plantearé algunas medidas que podrían mejorar significativamente este panorama:

1. Incrementar el número de citas diarias: reforzar el personal consular o abrir más días de atención para reducir la sobrecarga.

2. Diseñar una plataforma inclusiva: que funcione igual desde computador y celular, con lenguaje claro y accesible.

3. Implementar ayuda presencial o telefónica para agendamiento: líneas de atención para quienes no pueden usar internet.

4. Auditoría del sistema actual de citas y sus limitaciones técnicas.

5. Transparencia en la asignación de citas: ¿Quiénes las toman primero?, ¿por qué siempre se agotan tan rápido?, ¿hay bots operando?

Conclusión: un derecho constitucional, no un privilegio

La situación actual del Consulado de Colombia en Nueva York es compleja. Y deja en evidencia la ineficiencia general que deben afrontar los connacionales en el exterior: en el sistema, en el desarrollo de algunos procesos y en la garantía y cumplimiento de sus derechos, en este caso el de la asistencia consular.

No se puede seguir responsabilizando a los usuarios por un sistema que fue mal diseñado desde el principio. El problema no se centra únicamente en el uso de la tecnología, si no de algo mucho más complicado que es la falta de acceso, la discriminación digital y la altísima demanda no atendida. Pero sobre todo, se trata también de una falta de empatía institucional con la comunidad migrante.

El acceso a los servicios consulares debe ser un derecho, no un privilegio. Y mientras eso no cambie, seguiremos viendo cómo los más vulnerables son empujados al margen, mientras el gobierno nacional cierra los ojos e ignora por completo a su comunidad en el exterior.

Por eso es urgente organizarnos como comunidad, alzar la voz y exigir lo que por derecho nos corresponde. No podemos seguir normalizando un sistema que margina, desgasta y deja en el abandono a quienes necesitan ser escuchados por el Estado colombiano en el exterior. Este artículo denuncia con firmeza la exclusión estructural que impone el actual sistema de citas del servicio consular colombiano. Un modelo que deja mucho por desear y transforma un derecho básico inaccesible. Es urgente que se amplíe drásticamente la disponibilidad de citas, que se permita agendar con suficiente antelación y que se cree una plataforma realmente accesible, pensada para todos. Exigimos una revisión profunda y transparente del sistema, no solo en Nueva York, sino en todos los consulados donde esta crisis puede estar replicándose en silencio. El acceso a los servicios consulares no puede seguir siendo una barrera, ni una carrera contra el reloj, ni mucho menos un negocio para terceros. Es un deber del Estado garantizar dignidad y equidad a la diáspora colombiana

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